miércoles, 9 de abril de 2014

Una guía para restaurar los ecosistemas de Colombia – La región central de Antioquia: vertientes intermedias

Montañas de Antioquia - R. Romero - 2006
Con este artículo continuamos con la serie sobre especies características de cada región de Colombia, que señala cuáles son las que deben ser conservadas en forma prioritaria y cuáles son las más aptas para emprender procesos de restauración ecológica.

Si usted es un propietario de una finca o un conservacionista que quiere emprender un proyecto de restauración de los bosques y de la fauna silvestre, es un buen punto iniciar conociendo su área. Antes de restaurar algo, hay que preguntarse: ¿Cómo eran los antiguos ecosistemas que había en esta región? ¿Qué especies de plantas y animales vivían aquí? ¿Cuáles siguen existiendo todavía? ¿Cuáles son las especies endémicas (exclusivas) de la región? ¿Cuáles especies están más amenazadas de extinción? Si voy a iniciar la creación de corredores de bosque en un terreno completamente despejado ¿cuáles son las especies de flora más adecuadas que debería plantar?

Colombia es un país tan variado que la respuesta a cada una de estas preguntas es diferente dependiendo de la región.

 

Las vertientes intermedias del centro de Antioquia

El área a la que aquí nos referimos comprende las vertientes intermedias del norte de la cordillera Central, en un rango de elevación que se extiende principalmente entre 1500 y 2500 metros sobre el nivel del mar (con una transición hacia las laderas bajas que desciende hasta 1000 m.s.n.m.) Ésta es una región montañosa, con topografías que van desde suaves en las zonas de altiplanos, hasta abruptas en las laderas más empinadas. El clima de estas laderas medias va de húmedo a muy húmedo e incluso hay zonas que llegan a ser clasificadas como pluviales (precipitaciones de más de 4000 mm al año). Enclavada a lo largo del valle de Aburrá, una de las áreas más pobladas y desarrolladas del país, se encuentra Medellín, la segunda ciudad más grande de Colombia.

Originalmente, toda la región estaba cubierta por espesos bosques. En los últimos 400 años se inició un proceso muy activo de colonización del área, marcado por la “cultura del desmonte”, que ha hecho desaparecer la mayor parte de la vegetación nativa. Restos de los últimos bosques todavía sobreviven como parches aislados, como franjas en la parte alta de las montañas y en las vertientes más abruptas, y como árboles solitarios en la mitad de áreas deforestadas. Tenemos una última oportunidad de salvar algunos de estos restos antes de que, como todo lo demás, sean desmontados. Una red de pequeñas reservas naturales, incluyendo fincas privadas que cuiden y amplíen los bosques nativos existentes, puede ayudar a conservar miles de especies de plantas y de pequeños animales, muchos de ellos únicos en el mundo, que, de otro modo, se perderían para siempre en los años que vienen. Y no sólo se trata de cuidar lo que queda. Antioquia puede ser uno de los mejores sitios en todo el país para hacer ensayos de restauración ecológica, para crear de nuevo bosques nativos en áreas donde estos se necesitan y ya no existen, para volver a conectar los territorios con corredores biológicos que sirvan de rutas a su riquísima biodiversidad.

 

Biodiversidad

Guacamaya cariseca (Ara severus) - D. Daniels
La biodiversidad de esta región es muy elevada. Se puede estimar la presencia de unas 120 especies de mamíferos, 500 especies de aves, 40 especies de reptiles, 70 especies de anfibios, 30 especies de peces, 4 especies de cangrejos de agua dulce y unas 3000 especies de plantas vasculares (plantas con semilla y helechos). A modo de comparación, Uruguay, que cubre un área 21 veces mayor que las vertientes intermedias del centro de Antioquia, tiene registros de unas 130 especies de mamíferos, más de 450 especies de aves, cerca de 70 especies de reptiles, cerca de 50 especies de anfibios y unas 2500 especies de plantas vasculares.

 

Endemismo

Chilco negro (Ageratina popayanensis)
Muchas especies de plantas y animales viven sólo en la región central de Antioquia y no se encuentran en ningún otro lado del mundo. Éstas son las especies prioritarias para la conservación. Si la gente de la región no las cuida ¿quién más en el mundo podrá hacerlo? Las especies endémicas exclusivas o casi exclusivas de estas vertientes incluyen las siguientes: entre los mamíferos, la chuchita o tunato de Handley (Marmosops handleyi) y la musaraña (Cryptotis colombiana); entre las aves, el tapaculo de Stiles (Scytalopus stilesi), el arrierito o guardabosque antioqueño (Lipaugus weberi) y el gorrión montés de Antioquia (Atlapetes blancae – posiblemente extinto); entre los reptiles, las serpientes ciegas o marraneras (Atractus lasallei, A. sanguineus) y la lagartija Anolis anoriensis; entre los anfibios, los sapitos arlequines (Atelopus nicefori, A. sonsonensis), los sapos picudos (Rhinella macrorhina, R. nicefori, R. rostrata, R. ruizi, R. truebae), las ranas de cristal (Centrolene antioquiense, C. robledoi, Nymphargus rosada, Rulyrana susatamai), las ranas saltonas (Colostethus thorntoni, Hyloxalus excisus, Rheobates pseudopalmatus), las ranas marsupiales (Gastrotheca bufona, G. dunni), la rana arborícola (Dendropsophus bogerti), las ranas de lluvia (Pristimantis bernali, P. factiosus, P. fallax, P. helvolus, P. lemur, P. paisa, P. penelopus, P. parectatus, P. phragmipleuron, P. suetus, Strabomantis necopinus), las salamandras (Bolitoglossa phalarosoma, B. ramosi, B. vallecula) y la cecilia (Caecilia “pachynema”); entre los cangrejos de agua dulce, Strengeriana antioquensis, S. flagellata y S. fuhrmanni.

En las vertientes intermedias de esta región se tienen registros de 175 especies de plantas endémicas exclusivas o casi exclusivas. Estas especies son los helechos Cnemidaria tryoniana, Elaphoglossum betancurii, E. gemmatum, Polybotrya botryoides, las acantáceas Aphelandra xanthantha, Justicia archeri, las aráceas Anthurium modicum, Chlorospatha amalfiensis, Ch. antioquiensis, Ch. betancurii, Ch. callejasii, Philodendron danielii, las apocináceas Ditassa microneriifolia, Mandevilla antioquiana, el gallinazo (Critoniopsis zarucchii), varias asteráceas (Ageratina fleischmannioides, Baccharis fraterna, Dendrophorbium archeri, Lepidaploa danielis, Mikania archeri, M. fragrans, M. lehmannii, Paragynoxys corei, Pentacalia tomasiana), los cardos (Guzmania danielii, Pepinia alborubra, Pitcairnia betancurii, P. semaphora, P. setipetiola, P. ventidirecta), el cedrillo (Brunellia amayensis), varias campanuláceas (Burmeistera kalbreyeri, Centropogon arachnocalyx, C. exsertus, C. lianeus, C. vittariaefolius, C. yarumalensis, Siphocampylus amalfiensis), el “caimo” (Licania cabrerae), Licania salicifolia, el chagualo (Clusia polyandra), la tijereta o cola de pato (Asplundia harlingiana), la ciperácea Eleocharis cuatrecasasii, los uvitos de monte (Cavendishia grossa, C. longirachis), Abarema callejasii, el chocho (Lupinus aberrans), las gesneriáceas Columnea coronata, C. rubrocincta, la hoja de pantano (Gunnera antioquensis), los hojarascos, almanegras o magnolios de monte (Magnolia coronata, M. guatapensis, M. polyhypsophylla, M. silvioi), Stigmaphyllon stenophyllum, Schwartzia parrae, los amarrabollos (Meriania albertiae, M. antioquiensis), los nigüitos (Miconia archeri, M. rhodantha), otras melastomatáceas (Allomaieta ebejicosana, A. zenufanasana, Tessmannianthus quadridomius), muchas orquídeas (Acianthera rodrigoi, Acronia alvaroi, A. calogramma, A. canidentis, A. cyanea, A. ganymedes, A. globosa, A. lobata, A. lopezii, A. lunaris, A. megalorhina, A. supervacanea, Cischweinfia colombiana, Crocodeilanthe gigas, C. rictoria, Dracula anicula, D. cutis-bufonis, D. lemurella, D. nosferatu, D. verrucosa, Eloyella antioquensis, Epidendrum amayense, E. aurigineum, E. aylacotoglossum, E. envigadoense, E. imperator, E. lopezii, E. pachoi, E. platypetalum, E. tigriphyllum, E. yarumalense, Hirtzia escobarii, Lepanthes aggeris, L. alcicornis, L. auditor, L. aures-asini, L. cactoura, L. cerambyx, L. cyclochila, L. fonnegrae, L. georgii, L. golondrina, L. helgae, L. hyphosa, L. ligiae, L. micellilabia, L. myoxophora, L. obovata, L. ophelma, L. pachoi, L. praemorsa, L. reticulata, L. sericinitens, L. skeleton, L. stelidilabia, L. subulata, L. trichocaulis, L. viahoensis, Lepanthopsis pristis, Macroclinium exiguum, Masdevallia alvaroi, M. anisomorpha, M. cacodes, M. dryada, M. foetens, M. posadae, M. pterygiophora, Microchilus bravocollinus, M. microcalcar, M. valdivianus, M. ventosus, Ornithocephalus escobarianus, Platystele densiflora, P. megaloglossa, Pleurothallis tuzae, Restrepia cuprea, R. powersii, Scaphosepalum lima, Scelochilus escobarianus, Sievekingia filifera, Sobralia bimaculata, S. cocornaensis, Stelis asseris, S. comica, S. dentata, S. inclinata, S. papiliopsis, S. pyramidalis, S. scutella, S. stapedia, Telipogon ospinae, T. vieirai, Trichopilia concepcionis, Trichosalpinx caudata, T. vagans), los chusques o carrizos (Arthrostylidium auriculatum, Chusquea arachniformis), la sobretana (Neurolepis petiolata), la granadilla de monte (Passiflora engleriana), el “cerezo” (Freziera arbutifolia), Peperomia la-sierrana, P. toroi, los cordoncillos (Piper cejanum, P. valdivianum), Cybianthus cogolloi, Prunus antioquensis, los aguadulces o cafetos de monte (Notopleura callejasii, Palicourea densa, P. denslowiae), el calabacillo (Meliosma lindae), las sueldas o matapalos (Phoradendron antioquianum, Ph. heterostachyum) y el yarumo (Cecropia multisecta).

Es notoria la afinidad que tiene la fauna y flora de esta región con la de los remotos bosques nubosos de la cordillera Occidental. Varias especies endémicas del país son compartidas por la cordillera Central de Antioquia y la cordillera Occidental. Entre estas especies podemos destacar las siguientes: entre los mamíferos, el ratón silvestre (Thomasomys popayanus); entre las aves, el carpinterito punteado (Picumnus granadensis), la tangara aurinegra (Bangsia melanochlamys) y la tangara multicolor (Chlorochrysa nitidissima); entre los reptiles, las culebras Atractus nicefori y Dipsas sanctijoannis y las lagartijas Anolis danieli y A. mariarum; entre los anfibios las ranas saltonas (Colostethus fraterdanieli, Hyloxalus abditaurantius), la rana venenosa (Ranitomeya opisthomelas) y las ranas de lluvia (Hypodactylus mantipus, Pristimantis erythropleura, P. gracilis, P. permixtus, P. thectopternus).

Corozo (Aiphanes concinna)
Entre las plantas vasculares endémicas, las especies que son compartidas con la cordillera Occidental son los anturios (Anthurium angosturense, A. subaequans), el mano de oso (Oreopanax brunneus), las asteráceas Asplundianthus toroi, Hebeclinium escobariae, la begonia silvestre (Begonia antioquensis), los “guásimos” (Cordia barbata, C. rubescens), la piñuela (Greigia danielii), los cardos (Guzmania laeta, Pepinia pectinata), los cedrillos (Brunellia occidentalis, B. trianae), los uvitos de monte (Cavendishia caudata, C. speciosa, C. subamplexicaulis, Orthaea glandulifera, O. minor, Psammisia citrina, Satyria arborea), el guamo (Inga interfluminensis), el chocho (Ormosia antioquensis), el chocho azul (Abarema lehmannii), la gencianácea Symbolanthus pterocalyx, las sueldas o matapalos (Ixocactus gracilis, I. rhynchophyllus), los hojarascos, almanegras o magnolios de monte (Magnolia espinalii, M. hernandezii, M. yarumalensis), la miona (Blakea quadrangularis), el amarrabollo (Meriania nobilis), el nigüito (Miconia frontinoana), la melastomatácea Allomaieta villosa, Odontocarya tenacissima, el caucho o higuerón (Ficus danielis), varias orquídeas (Acronia fugax, A. glabra, A. nox-media, Colombiana garayana, Dracula bellerophon, D. benedictii, D. nycterina, D. platycrater, D. roezlii, Epidendrum aguirrei, E. oraion, Lepanthes discolor, L. felis, L. fibulifera, L. platysepala, Masdevallia angulifera, M. macrura, M. molossus, M. sanctae-rosae, M. siphonantha, Pleurothallis pulvinaris, Pterostemma antioquiense, Restrepia echo, R. falkenbergii, Sigmatostalix pandurata, Stelis cochlearis, S. erecta, Trichosalpinx ballatrix, T. bricenoensis, Warreella patula), la gulupa de monte (Passiflora trisulca), los cordoncillos (Piper insignilaminum, P. scobinifolium), el huesito (Geissanthus betancurii), el yolombó blanco (Euplassa duquei) y el lato (Faramea parvula).

Otras endémicas interesantes, con un área de distribución que se extiende por otras regiones del país, son: entre los mamíferos, la ardilla (Sciurus pucheranii); entre las aves, la guacharaca colombiana (Ortalis columbiana), la perdiz colorada (Odontophorus hyperythrus), el torito dorsiblanco (Capito hypoleucus), el hormiguero de Parker (Cercomacra parkeri), el atrapamoscas apical (Myiarchus apicalis), el habia copetona (Habia cristata) y el cacique candela (Hypopyrrhus pyrohypogaster); entre los reptiles, la mapaná de agua (Helicops danieli) y la lagartija (Riama striata); entre los anfibios la rana marsupial (Cryptobatrachus fuhrmanni), la rana de lluvia (Pristimantis viejas) y la cecilia (Parvicaecilia pricei); entre las plantas vasculares, el dulomoco (Saurauia cuatrecasana), los corozos (Aiphanes concinna, A. linearis, A. simplex), la palma de cera de Sasaima (Ceroxylon sasaimae), el chilco negro (Ageratina popayanensis), el castaño (Stephanopodium aptotum), el laurel (Rhodostemonodaphne laxa), los uvitos de monte (Cavendishia guatapeensis, C. nitida), el roble negro (Colombobalanus excelsa), el escobo (Matudaea colombiana), el cedrillo blanco (Alfaroa colombiana), la flor de San Juan (Cattleya warscewiczii), otras orquídeas (Dracula chimaera, D. houtteana, D. psittacina, Masdevallia caudivolvula, M. estradae, Phragmipedium schlimii, Restrepia sanguinea) y el simploco (Symplocos mucronata).

 

¿Cuáles son las especies más amenazadas?

Tigrillo (Leopardus pardalis) - Danleo - 2006
En el área hay 11 especies de mamíferos que han sido catalogados como amenazados. Estos son la chuchita o tunato de Handley (Marmosops handleyi, CR), armadillo coletrapo (Cabassous centralis, NT), mico de noche (Aotus lemurinus, VU), nutria (Lontra longicaudis, VU), oso de anteojos (Tremarctos ornatus, VU), tigrillos (Leopardus pardalis, NT,  L. tigrinus, VU, L. wiedii, NT), puma o “león” (Puma concolor, NT), guagua loba (Dinomys branickii, VU) y guagua de páramo (Cuniculus taczanowskii, NT).

Entre las aves se cuentan las siguientes especies amenazadas: pava negra (Aburria aburri, NT), guacharaca colombiana (Ortalis columbiana, VU), perdiz colorada (Odontophorus hyperhythrus, NT), azor collarejo (Accipiter collaris, NT), guacamaya verde (Ara militaris, VU), loro orejiamarillo (Ognorhynchus icterotis, EN), torito dorsiblanco (Capito hypoleucus, VU), corretroncos barbiblanco (Margarornis stellatus, NT), tororoi rufocenizo (Grallaria rufocinerea, VU), tororoi cabecirrufo (Grallaricula cucullata, VU), pibí boreal (Contopus cooperi, VU), arrierito o guardabosque antioqueño (Lipaugus weberi, EN), saltarín dorado (Xenopipo flavicapilla, NT), tangara aurinegra (Bangsia melanochlamys, VU), musguerito gargantilla (Iridosornis porphyrocephalus, NT), tangara multicolor (Chlorochrysa nitidissima, VU), saltador chusquero (Saltator cinctus, NT), gorrión montés de Antioquia (Atlapetes blancae, CR – posiblemente extinto), reinita alidorada (Vermivora chrysoptera, NT), reinita cerúlea (Dendroica cerulea, VU) y cacique candela (Hypopyrrhus pyrohypogaster, EN)

Entre los reptiles amenazados está la serpiente ciega o marranera (Atractus nicefori, VU). Entre los anfibios amenazados se cuentan los sapitos arlequín (Atelopus nicefori, CR, A. sonsonensis, CR), los sapos picudos (Rhinella macrorhina, EN, R. rostrata, CR, R. truebae EN), las ranas de cristal (Centrolene antioquiense, NT, C. buckleyi, VU, C. geckoideum, VU, C. robledoi, VU, Nymphargus rosada, VU, Rulyrana susatamai, VU), las ranas saltonas (Colostethus fraterdanieli, NT, Hyloxalus lehmanni, NT), la rana venenosa (Ranitomeya opisthomelas, VU), las ranas marsupiales (Cryptobatrachus fuhrmanni, VU, Gastrotheca bufona, EN), las ranas cornudas (Hemiphractus fasciatus, NT, H. johnsoni, EN), la rana arborícola (Hyloscirtus larinopygion, NT) y las ranas de lluvia (Pristimantis bernali, EN, P. fallax, EN, P. gracilis, VU, P. helvolus, EN, P. lemur, EN, P. penelopus, VU, P. parectatus, EN, P. phragmipleuron, CR, P. suetus, EN, Strabomantis necopinus, VU).

La cacería y las transformaciones extremas de los hábitats (sobre todo por deforestación) han exterminado por completo varias especies que solían habitar en las regiones montañosas de Antioquia. En la pasada era de hielo se encontraban en esta región, al igual que en otras partes de Colombia, gonfoterios o “mastodontes” (una especie de “elefantes” nativos), de los cuales hay reportes de fósiles. En tiempos históricos han desaparecido el churuco (Lagothrix lugens, CR), el “tigre” o jaguar (Panthera onca centralis, VU), la danta (Tapirus terrestris columbianus, CR), la tatabra o pecarí de labios blancos (Tayassu pecari, NT) y el gorrión montés de Antioquia (Atlapetes blancae, CR). Otros animales, como la danta de páramo (Tapirus pinchaque, EN) y el águila crestada (Spizaetus isidori, VU) pudieron haber habitado esta región en el pasado, pero, si fue así, fueron exterminados antes de que se pudieran lograr registros sólidos de su presencia.

Entre las plantas amenazadas destacan varios árboles maderables como el pino romerón (Retrophyllum rospigliosii, NT), chaquiro (Podocarpus oleifolius, VU), “caimos” (Couepia platycalyx, EN, Licania cabrerae, EN, Licania salicifolia, CR), castaño (Stephanopodium aptotum, EN), roble negro (Colombobalanus excelsa, VU), roble (Quercus humboldtii, VU), cedro negro (Juglans neotropica, EN), comino (Aniba perutilis, CR), hojarascos, almanegras o magnolios de monte (Magnolia espinalii, CR, M. guatapensis, EN, M. hernandezii, EN, M. polyhypsophylla, CR, M. silvioi, EN, M. yarumalensis, EN) y cedros (Cedrela montana, VU, C. odorata, EN).

Otras especies de flora amenazada incluyen los corozos (Aiphanes concinna, NT, A. linearis, NT, A. simplex, NT), las palmas de cera o de ramo (Ceroxylon quindiuense, EN, C. sasaimae, CR), los cardos (Guzmania danielii, NT, Guzmania laeta, NT, Pepinia alborubra, EN, Pepinia pectinata, EN, Pitcairnia semaphora, NT), la piñuela (Greigia danielii, NT), el gallinazo blanco (Hyptidendron arboreum, VU), cuna de Venus (Anguloa clowesii, EN), flor de San Juan (Cattleya warscewiczii, VU), Josefina (Miltoniopsis vexillaria, VU), otras orquídeas (Dracula bellerophon, EN, D. benedictii, VU, D. cutis-bufonis, VU, D. lemurella, EN, D. nosferatu, EN, D. nycterina, EN, D. psittacina, VU, D. roezlii, VU, Masdevallia angulifera, VU, M. cacodes, EN, M. dryada, VU, M. fasciata, EN, M. foetens, EN, M. macrura, EN, M. mandarina, VU, M. sanctae-rosae, VU, M. siphonantha, VU, M. trochilus, VU, M. velifera, EN, M. ventricularia, EN, M. xanthina, VU, Odontoglossum harryanum, EN, O. mirandum, VU, O. praenitens, VU, O. rhynchanthum, EN, O. wallisii, VU, Otoglossum arminii, VU, Restrepia cuprea, EN, R. echo, VU, R. falkenbergii, EN, R. sanguinea, VU) y las gulupas o granadillas de monte (Passiflora engleriana, EN, P. trisulca, EN).

Además de estas plantas que han sido formalmente categorizadas como amenazadas, debe haber muchas otras especies en riesgo, especialmente las endémicas exclusivas de la región mencionadas en la sección anterior.

Es muy importante conocer y proteger estas especies. Conservarlas significa usualmente conservar su hábitat; si esto se logra hacer exitosamente, se pueden llegar a salvar centenares de otras especies de plantas y de animales que comparten su hogar con las especies amenazadas.

 

¿Cuál era la flora de los antiguos bosques?

Laurel (Ocotea sericea)
Aquí damos una muestra de las especies cuya presencia y abundancia indican bosques de edad avanzada. Entre sus árboles se encuentran varias de las mejores maderas de la región y muchas especies amenazadas. Para propagar estas especies hay que plantarlas en lugares donde se den dos condiciones: que haya sombra de otras plantas y que el suelo esté cubierto de hojarasca (no de pasto).

ÁRBOLES: Pino romerón (Retrophyllum rospigliosii), chaquiros (Podocarpus magnifolius, P. oleifolius), cargadero (Guatteria lehmannii), huesito (Ilex danielis), cardenillo (Ilex laurina), pategallinas (Schefflera blepharidophylla, S. digyna, S. minutiflora, S. quinduensis, S. trianae), barcino (Calophyllum brasiliense), cuchillo (Zinowiewia australis), “caimos” (Couepia platycalyx, Licania cabrerae, L. salicifolia), chagualos (Chrysochlamys colombiana, Clusia alata, C. articulata, C. brachycarpa, C. colombiana, C. cuneifolia, C. decussata, C. discolor, C. ducu, C. ducuoides, C. hydrogera, C. loranthacea, C. mamillata, C. minor, C. mocoensis, C. monantha, C. multiflora, C. palmicida, C. polyandra, C. stenophylla, C. triflora, C. trochiformis, C. venulosa, C. volubilis, C. weberbaueri), madroño (Garcinia madruno), rapabarbo (Tovomita weddelliana), castaño (Stephanopodium aptotum), cadillo (Sloanea brevispina), Andira taurotesticulata, chochos (Ormosia antioquensis, O. colombiana), roble negro (Colombobalanus excelsa), roble (Quercus humboldtii), escobo (Matudaea colombiana), chulo (Calatola costaricensis), cedrillo blanco (Alfaroa colombiana), cedro negro (Juglans neotropica), comino (Aniba perutilis), laureles (Beilschmiedia latifolia, B. tovarensis, Nectandra laurel, N. reticulata, Ocotea leucoxylon, O. macropoda, O. sericea, O. smithiana, O. valerioana, Persea chrysophylla, P. cuneata, P. subcordata, Rhodostemonodaphne laxa), olleto, catelisoto (Eschweilera antioquensis), olleto (Eschweilera sessilis), tunos rosos (Axinaea macrophylla, A. scutigera), hojarascos, almanegras o magnolios de monte (Magnolia coronata, Magnolia espinalii, M. guatapensis, M. hernandezii, M. polyhypsophylla, M. silvioi, M. yarumalensis), cedro (Cedrela odorata), cedro de tierra fría (Cedrela montana), cedros machos (Guarea kunthiana, Ruagea pubescens), arrayán (Myrcianthes myrsinoides), guayabo de monte (Myrcianthes rhopaloides), candelos (Hieronyma antioquensis, H. huilensis), ojos de pava (Prunus integrifolia, P. muris), manzano de monte (Billia rosea), caimos de monte (Chrysophyllum prieurii, Pouteria torta), estoraque (Styrax pavonii), simplocos (Symplocos lehmannii, S. mucronata, S. serrulata), cogote (Gordonia fruticosa), canelo de páramo (Drimys granadensis). PALMOIDES: palmas de cera, palmas de ramo (Ceroxylon parvifrons, C. quindiuense, C. sasaimae, C. vogelianum), barrigona (Dictyocaryum lamarckianum), macanas (Wettinia fascicularis, W. kalbreyeri), corozos (Aiphanes concinna, A. linearis, A. simplex), palmilla (Geonoma orbignyana), molinillo (Chamaedorea pinnatifrons) y palmichos (Chamaedorea linearis, Euterpe precatoria, Geonoma undata, Prestoea acuminata, P. carderi). TREPADORAS: Monstera lechleriana, M. obliqua, Philodendron danielii, P. elegans, P. exile, P. hederaceum, P. sagittifolium, P. tuerckheimii, P. verrucosum, cuculmeca (Smilax domingensis), atajaperros (Smilax siphilitica), amarra corral (Smilax tomentosa), Smilax mollis. ARBUSTOS: Uña de gato o acanto (Aphelandra runcinata), camarón rojo (Aphelandra scolnikiae), ojo de pava (Prunus antioquensis), aguadulces, cafetos de monte (Palicourea andaluciana, P. angustifolia, P. apicata, P. cogolloi, P. garciae, P. perquadrangularis, Psychotria aschersoniana, P. aubletiana, P. convergens), limones de monte, limoncillos (Siparuna aspera, S. conica, S. echinata, S. gesnerioides, S. laurifolia, S. lepidota, S. stellulata, S. thecaphora). HIERBAS: Helechos (Dryopteris wallichiana, Elaphoglossum spp., Lophosoria quadripinnata, Pteris spp., Serpocaulon fraxinifolium, etc.), anturios (Anthurium alatum, A. antioquiense, A. bogotense, A. caramantae, A. cupreum, A. panduriforme), otras aráceas (Chlorospatha antioquiensis, Ch. betancurii, Ch. luteynii, Stenospermation angustifolium, S. robustum, S. sessile, S. weberbaueri), gota de sangre (Columnea dimidiata), pico de loro (Columnea strigosa), Columnea purpurata. EPÍFITAS: Helechos (Asplenium spp., Campyloneurum spp., Microgramma percussa, Nephrolepis cordifolia, Niphidium crassiflium, Pecluma spp., Pleopeltis macrocarpa, Serpocaulon spp.), anturios (Anthurium caucanum, A. longegeniculatum, A. microspadix, A. myosuroides, A. nigrescens, A. pulchellum, A. scandens, A. soejartoi, A. stipitatum, A. subaequans, A. yarumalense), cardos (Aechmea veitchii, Guzmania coriostachya, G. danielii, G. diffusa, G. mitis, G. multiflora, G. pearcei, G. squarrosa, G. triangularis, Mezobromelia capituligera, Racinaea adpressam R. penlandii, R. spiculosa, R. subalata, R. tetrantha, Tillandsia archeri, T. biflora, T. compacta, T. complanata, T. confinis, T. fendleri, T. tovarensis, Vriesea elata, V. pereziana, V. rubrobracteata, V. tequendamae, Werauhia umbrosa), orquídeas (Acronia, Anguloa, Cattleya, Dracula, Epidendrum, Lepanthes, Masdevallia, Maxillaria, Prosthechea, Restrepia, Stelis, etc.), Sphyrospermum buxifoloium, S. cordifolium, Peperomia spp.

 

¿Cuáles especies plantar?

Camargo (Verbesina nudipes)
Las especies de flora de bosque maduro mencionadas en el párrafo anterior suelen ser inadecuadas para la restauración de un terreno completamente abierto, pues, cuando son juveniles, no están adaptadas a resistir una plena exposición al sol, al viento y a la lluvia. En cambio, hay una serie de especies de plantas pioneras muy bien adaptadas a la plena exposición y que crecen rápidamente. Éstas son las especies ideales para iniciar la restauración de un bosque variado y lleno de biodiversidad. Cuando ya son grandes (después de 10 a 20 años), se van estableciendo bajo su sombra especies más lentas, propias de una vegetación más madura. Entre las principales pioneras de la región se cuentan:

ÁRBOLES: Nacedero (Trichanthera gigantea), dulomocos (Saurauia brachybotrys, S. cuatrecasana, S. stapfiana, S. ursina, S. yasicae), gallinazos (Critoniopsis lindenii, Piptocoma discolor), camargos (Verbesina humboldtii, V. nudipes), aliso (Alnus acuminata), cedrillos (Brunellia amayensis, B. occidentalis, B. sibundoya, B. subsessilis, B. trianae), nogal cafetero (Cordia alliodora), guásimos (Cordia barbata, C. cylindrostachya, Tournefortia fuliginosa, T. scabrida), zurrumbo (Trema micrantha), chiriguacos (Clethra fagifolia, C. revoluta), encenillos (Weinmannia balbisiana, W. pubescens, W. rollottii), chilco colorado (Escallonia paniculata), dragos (Croton magdalenensis, C. smithianus), pisquín (Albizia carbonaria), carbonero (Calliandra pittieri), chachafruto (Erythrina edulis), guamos (Inga densiflora, I. edulis, I. interfluminensis, I. lallensis, I. laurina, I. marginata, I. multijuga, I. oerstediana, I. pezizifera, I. punctata, I. ruiziana, I. sapindoides, I. sierrae, I. vera, I. villosissima), carates o punta de lanzas (Vismia baccifera, V. guianensis, V. laevis, V. lauriformis), balso blanco (Heliocarpus americanus), ceiba de clima frío (Spirotheca rosea), amarraboyos (Meriania antioquiensis, M. nobilis, M. quintuplinervis, M. tuberculata), punta de lanza (Miconia caudata), sietecueros (Tibouchina lepidota), olivo de cera (Morella pubescens), guayabo (Psidium guajava), guayabo de monte (Psidium guineense), caunce (Godoya antioquensis), espadero (Myrsine coriacea), quina (Cinchona pubescens), cabo de hacha (Rhamnus sphaerosperma), frutillo o tomate de monte (Solanum asperolanatum), yarumo negro (Cecropia angustifolia), yarumo blanco (Cecropia telenitida), quimula (Citharexylum subflavescens), Lippia schlimii. PALMOIDES: Helechos arborescentes o “sarros” (Alsophila engelii, A. erinacea, Cyathea andina, C. caracasana, C. divergens, C. ebenina, C. fulva, C. latevagans, C. meridensis, C. multiflora, C. nigripes, C. parvula, C. pauciflora, C. poeppigii, C. trichiata, C. tryonorum, Dicksonia sellowiana). TREPADORAS: Cortapicos, petacas (Bomarea bredemeyerana, B. carderi, B. diffracta, B. multiflora, B. patinii), zumaque (Coriaria ruscifolia), zarcillejos, fucsias de monte (Fuchsia hartwegii, F. petiolaris, F. venusta), curubos, gulupas y granadillas (Passiflora alnifolia, P. antioquiensis, P. apoda, P. arbelaezii, P. chelidonea, P. cumbalensis, P. cuspidifolia, P. edulis, P. gracillima, P. ligularis, P. mixta, P. tarminiana, P. tripartita), moras, zarzas (Rubus bogotensis, R. boliviensis, R. glaucus, R. guyanensis, R. mollifrons, R. porphyromallos, R. robustus, R. urticifolius). ARBUSTOS: “Salvia” (Austroeupatorium inulifolium), chilco negro (Ageratina popayanensis), otros chilcos (Baccharis brachylaenoides, B. latifolia, B. nitida, B. trinervis), botón de oro (Erato vulcanica), botón blanco (Schistocarpha sinforosi), zancas de mula (Acalypha diversifolia, A. macrostachya, A. platyphylla), liberal (Euphorbia cotinifolia), tabaquillo (Macrocarpaea macrophylla), mortiños (Clidemia capitellata, C. ciliata, C. rubra), nigüitos (Miconia aeruginosa, M. albicans, M. asclepiadea, M. asperrima, M. dodecandra, M. dolichorrhyncha, M. gracilis, M. ibaguensis, M. jahnii, M. lehmannii, M. multiplinervia, M. notabilis, M. prasina, M. psychrophila, M. quintuplinervia, M. resima, M. rhodantha, M. smaragdina, M. theizans, M. tomentosa, M. trinervia, M. wurdackii), angelitos (Monochaetum bonplandii, M. multiflorum), trompeto (Bocconia frutescens), cordoncillos (Piper aduncum, P. antioquiense, P. archeri, P. artanthe, P. begoniicolor, P. brisasense, P. calceolarium, P. cocornanum, P. crassinervium, P. daniel-gonzalezii, P. eriopodon, P. glanduligerum, P. irazuanum, P. jericoense, P. lanciifolium, P. lenticellosum, P. marginatum, P. sphaeroides, P. tomas-albertoi, P. umbellatum), chusques (Chusquea antioquensis, Ch. latifolia, Ch. londoniae), borrachero (Datura x candida), tintos, cenizos (Cestrum  microcalyx, C. ochraceum, C. schlechtendalii, C. tomentosum), frutillos, tomates de monte (Solanum aphyodendron, S. arboreum, S. circinatum, S. deflexiflorum, S. oblongifolium, S. ovalifolium, S. pseudolulo, S. scorpioideum, S. stellatiglandulosum, S. torvum, S. trachycyphum, S. umbellatum), lulo (Solanum quitoense), zanca de mula (Boehmeria caudata), Myriocarpa longipes, pringamozas (Urera baccifera, U. simplex, U. verrucosa), aguapante (Duranta mutisii), venturosas, lantanas (Lantana camara, L. hirta, L. tomasii, L. trifolia). HIERBAS: Rascadera (Xanthosoma sagittifolium), cañagrias (Costus lasius, C. spiralis), platanillos o heliconias (Heliconia burleana, H. combinata, H. cordata, H. griggsiana, H. latispatha, H. laxa), bihao (Calathea asplundii), Renealmia foliifera, R. ligulata, R. lucida.

También resultan adecuados para plantar en una zona abierta los saucos de monte (Viburnum antioquiense, V. axillare, V. tinoides, V. toronis, V. triphyllum, V. undulatum), guayacán rosado (Tabebuia rosea), mano de osos (Oreopanax capitatus, O. confusus, O. glabrifolius, O. incisus), silbo-silbos (Hedyosmum bonplandianum, H. goudotianum, H. racemosum), escobos (Alchornea glandulosa, A. grandiflora, A. latifolia), nadador (Sapium stylare), roble (Quercus humboldtii), chocho azul (Abarema lehmannii), chocho (Erythrina rubrinervia), laureles (Cinnamomum triplinerve, Nectandra acutifolia), aguacatillo (Persea caerulea), cauchos, sueldas o higuerones (Ficus americana, F. brevibracteata, F. cuatrecasasiana, F. danielis, F. gigantosyce, F. insipida, F. mutisii, F. subandina), lechudo (Morus insignis), arrayanes (Calycolpus moritzianus, Myrcia popayanensis, M. subsessilis), limones de monte, limoncillos (Siparuna spp.), mantequillo (Turpinia occidentalis), simplocos (Symplocos lehmannii, S. mucronata, S. serrulata) y sueldas de roca (Coussapoa duquei, C. villosa).

Angelito (Monochaetum bonplandii)
En cimas rocosas, con suelo superficial, prospera un conjunto particular de especies, muy bien adaptadas a una plena exposición al viento, al sol y a la resequedad que estos producen. Estas especies son el cardenillo (Ilex nervosa), pategallina (Schefflera trianae), gallinazo (Piptocoma discolor), chagualo (Clusia multiflora), encenillos (Weinmannia balbisiana, W. pubescens, W. rollottii), carbonero (Bejaria aestuans), uvitos de monte (Cavendishia angustifolia, C. bracteata, C. callista, C. guatapeensis, C. nitida, C. pubescens, C. speciosa, C. tarapotana), reventaderas o mortiños venenosos (Gaultheria buxifolia, G. erecta, Pernettya prostrata), mortiños (Vaccinium corymbodendron, V. floribundum, V. meridionale), otras ericáceas (Disterigma acuminatum, D. alaternoides), carates o punta de lanzas (Vismia baccifera, V. guianensis), platero (Gaiadendron punctatum), olivo de cera (Morella pubescens), espadero (Myrsine coriacea), cabo de hacha (Rhamnus goudotiana), mote (Hesperomeles obtusifolia) y azuceno (Ladenbergia macrocarpa).

Para repoblar barrancos con vegetación protectora, resultan especialmente adecuadas las siguientes especies: “salvia” (Austroeupatorium inulifolium), chilco negro (Ageratina popayanensis), otros chilcos (Baccharis brachylaenoides, B. latifolia, B. nitida, B. trinervis), cedrillos (Brunellia amayensis, B. occidentalis, B. sibundoya, B. subsessilis, B. trianae), chiriguacos (Clethra fagifolia, C. revoluta), encenillos (Weinmannia balbisiana, W. pubescens, W. rollottii), uvitos de monte (Cavendishia angustifolia, C. bracteata, C. callista, C. guatapeensis, C. nitida, C. pubescens, C. speciosa, C. tarapotana), reventaderas o mortiños venenosos (Gaultheria buxifolia, G. erecta, Pernettya prostrata), mortiños (Vaccinium corymbodendron, V. floribundum, V. meridionale), otras ericáceas (Disterigma acuminatum, D. alaternoides), nigüitos (Miconia spp.), angelitos (Monochaetum bonplandii, M. multiflorum), “cerezos” (Freziera arbutifolia, F. chrysophylla), chusques (Chusquea antioquensis, Ch. latifolia, Ch. londoniae), los helechos Cnemidaria horrida, Lophosoria quadripinnata y diversas especies de helechos sarros (Cyathea spp.)

NOTA: Mi amigo Juan Lázaro Toro me cuenta que Corantioquia está propagando varias de las especies arriba mencionadas y que se pueden conseguir en el vivero de Piedras Blancas. Más información sobre el listado del vivero aquí.

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